mayo 26, 2007

Restos de un Plesosaurio

Una noticia de gran importancia fue fuertemente censurada en Occidente, fue la del descubrimiento japonés, en abril de 1977, de lo que con toda seguridad era un plesiosaurio.
El pesquero Zuiyo Maru, que pescaba con artes de arrastre en busca de makarel por la costa occidental de Nueva Zelanda, atrapó un cadáver en descomposición a una profundidad de 900 pies (275 metros), y lo haló a bordo. Afortunadamente, estaba a bordo del pesquero Michihiko Yano, el director asociado de producción de la compañía de pesca Taiyo Fisheries Ltd. Teniendo estudios de zoología, midió la extraña criatura y tomó fotografías. También tomó muestras de tejidos antes que el capitán lo hiciera echar por la borda al mar.
Dieciocho miembros de la tripulación fueron testigos de ello, y cuando Yano volvió al Japón los directores de su compañía reunieron un panel de eminentes científicos marinos. El profesor Tokio Shikima, de la Universidad Nacional de Yokohama, fue el primero en sugerir que la criatura fuera un plesiosaurio — un pariente marino del dinosaurio, y que se "supone" quedó extinguido hace unos 70 millones de años. «No es un pez, ni una ballena u otro tipo de mamífero», dijo el profesor Yoshinori Imaizumi del Museo Nacional de la Ciencia del Japón, en el diario Asahi Shimbun que dio la noticia al mundo. «Es un reptil, y su contorno se parece mucho al de un plesiosaurio ... Parece una evidencia de que, después de todo, estos animales no están extintos».
Esta criatura, de 1800 kilógramos de peso y 10 metros de longitud, tenía cuatro aletas, cada una de ellas de un metro, y un cuello de 1,5 metros. El análisis de las muestras de tejidos dio que se trataba o bien de un pez o bien de un reptil, pero decididamente no un mamífero. A pesar de estos, los escépticos que ni habían visto el espécimen ni habían estado involucrados en absoluto declararon que se trataba bien de un león marino (un mamífero), o bien un tiburón. El descubrimiento fue noticia de primera página en el Japón. Además, fue considerado como el acontecimiento científico del año con la emisión de un sello de 50 yenes.

Sin embargo, el escarnio académico de la comunidad científica occidental acerca de la sugerencia de que fuera un plesiosaurio fue suficiente para imponer una virtual censura del acontecimiento en los medios occidentales. Newsweek publicó un breve artículo y una fotografía el 1 de agosto de 1977 (pág. 77), y la revista Oceans de noviembre/diciembre de 1977 (págs. 56-59), de circulación restringida, le dio un tratamiento adecuado y una fotografía en color. Pero no hubo ni una sola palabra en Science, Time ni en National Geographic. Es evidente que aunque los medios informativos japoneses anunciaron este acontecimiento como «un descubrimiento de gran valor e importancia para los humanos», se trataba de una gran amenaza para los millones de años que constituyen el fundamento de la fe occidental en el evolucionismo.

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